Soy Fede y tengo 37 años, este es el oficio que me enseñó mi papá, y es lo que un día me dio independencia y libertad. Casi podría decir que nací por las artesanías.
Mi papá trabajaba en un taller artesanal con mi tío, en ese taller conoció a mi mama y al poco tiempo llegué yo, el primero de 10 hijos. Algunos están aprendiendo estos oficios, los más jóvenes no.
Creo que todos tenemos algo que nos marca desde que nacemos y lo vamos descubriendo, otros lo saben desde el primer momento y se “abrazan” a eso, yo siempre supe que eran las artesanías.
Desde muy chiquito estaba en el taller con el martillo golpeando alguna chapita. Empece como ayudante de mi papá, limpiando las piezas que creaba hasta que un día se accidentó, al mismo tiempo tuvimos muchos pedidos y de repente tuvo que enseñarme todo de una sola vez, calado, soldadura y cincelado.
Mi papá fue un pionero y organizador de ferias artesanales, un día dejo de ir y comenzó a trabajar en casa, allí empece a ir, a tener mis propios clientes y a descubrir mi propia impronta en las obras que creaba. Todos los artesanos tenemos una personalidad diferente en las creaciones, esto también ayuda a que las piezas sean únicas.
Las rosas de alpaca surgieron por accidente, por mi novia, quise regalarle algo original hecho por mí y arme estas rosas, le gustaron tanto que me motivó a venderlas, yo no quería, no estaba seguro de la demanda o si le iba a gustar a la gente. Un día para mostrarme que estaba equivocado, puso esas rosas en un puesto de feria, ¡todo el mundo quería comprar las rosas que le regalé¡
Los mates llegaron por gusto, me gusta regalar a amigos y familiares, empece haciendo algunos con una impronta especial y arrancaron los pedidos.
Naci por las artesanías, seguí este camino y lo voy a continuar con mis hijos como mi papá hizo conmigo