Somos Verónica y Carlos, nacimos en el norte argentino. Mi esposo Carlos es electricista y comenzó creando artesanías con su hermano, lo tomó como un hobbie y luego por la cantidad de pedidos se convirtió en un trabajo permanente.
Mientras estudiaba en Ciencias Económicas, lo conocí, me contó lo que hacía y empezamos este camino juntos, como pareja y como equipo de trabajo desde que aprendimos a compartir los mismos sueños y las mismas metas.
En un principio hicimos accesorios y bijouterie, fuimos creciendo, incorporando nuevos materiales y técnicas y empezamos a crear nuevos productos, también llegó nuestro primer hijo y vimos la necesidad de incrementar nuestros ingresos.
Empezamos a vender en Ferias Artesanales de nuestro pueblo y allí tuvimos la oportunidad de conocer más artesanos, nuevos clientes y tuvimos nuevos desafíos en la producción gracias a la demanda.
Hicimos foco en las bombillas buscando un diseño diferente e innovador pero siempre, siempre la calidad del trabajo ante todo.
No pasó mucho tiempo y alguien nos encargó un mate, los emprendedores nunca decimos que no, las barreras no son un problema, son una oportunidad de aprendizaje, así llegó el tiempo de los mates imperiales, el cuero, la madera, la calabaza, alpaca, todo fuimos conociendo y seleccionando lo mejor para nuestros mates.
Yo me encargo de los diseños, control de calidad y contacto con los clientes, Carlos realiza el trabajo de plasmar las ideas del papel a los metales, las artesanías son más que un trabajo, es un estilo de vida y nos da la posibilidad de seguir creciendo juntos, de tener tiempo de calidad en familia.
Una de nuestras mayores satisfacciones es saber que cada producto se lleva un pedacito de nuestra pasión y como primera generación de artesanos estamos dejando a nuestra familia un primer oficio donde pueden expresar su creatividad.