Aprendí de mi abuela, ella nos enseñaba a hacer guantes y medias con rayos de bicicletas y el teñido de las fibras eran naturales, nos mandaba a juntar naranjas agrias en la plaza para el mordiente, esto es para que "agarre" el tinte más fuerte, es decir que el teñido de la lana sea permanente, usábamos minerales, frutas, flores, arboles o verduras para dar color eterno.
Somos una familia de artesanos con mi esposo e hijo, trabajamos en telar criollo con hilos de lana de llama, vicuña, alpaca y oveja, también trabajamos el cuero, esto es el sustento de todos nosotros.
Mi esposo tiene el oficio de la marroquinería y mi hijo estudia Ingeniería en Informática.
Hacemos ponchos, chales y pie de cama. Teñimos con tintes naturales e industriales. Las fibras de ponchos y ruanas se hilan en rueca, se urden y se diseña en paños horizontales en telar criollo, dando al terminar la prenda con el lavado y planchado.
También compramos la lana de proveedores locales, productores de camélidos y ovejas, ellos también tienen su historias y son familias que viven de lo que hacen, rescatando entre todos saberes y enseñanzas de nuestra cultura argentina.